8 HERRAMIENTAS CLAVE

Existen muchas definiciones de la actitud humana, sin embargo, este modelo define la actitud para las relaciones humanas en términos de cómo estás tú en relación con los demás derivando en cuatro posibilidades o posiciones existenciales:

1. Yo estoy BIEN, Tú estás BIEN o +/+. Esta actitud implica un respeto a mí mismo y también hacia  ti aunque no comparta lo que pienses, sientas o hagas.
2. Yo estoy BIEN, Tú estás MAL o +/-. Esta actitud implica que me respeto a mí mismo pero no te respeto a ti por lo tanto te considero un ser inferior.
3. Yo estoy MAL, Tú estás BIEN o -/+. Esta actitud implica que no me respeto a mí mismo pero si te respeto a ti por lo tanto te considero un ser superior.
4. Yo estoy MAL, Tú estás MAL o -/+. Esta última actitud implica que no me respeto a mí mismo pero tampoco te respeto a ti por lo tanto este mundo no vale la pena.

En los entrenamientos  desarrollamos la competencia de ganar conciencia de las actitudes que solemos adoptar, así como de aprender a gestionarlas adecuadamente aun en condiciones de estrés.

Las caricias son la unidad de reconocimiento social y son el instrumento que constituye la esencia de las relaciones humanas.

Cuando el feto se haya dentro del seno materno, está en contacto íntimo y total con toda su superficie corporal. Al nacer se rompe de un modo brusco y para siempre esta profunda intimidad. A partir de ahí es el propio individuo el que habrá de luchar y tendrá hambre de estímulos que lo harán buscar ser abrazado, acariciado, abrigado, alimentado, alentado y reconocido.

Dicha hambre de estímulos es una ambición  desmedida del ego y nos motiva a satisfacer nuestras necesidades; buscamos principalmente estimulación mental, física y social.

Más allá de un nivel material, somos criaturas con necesidades sociales y relacionales, y para subsanar la necesidad de estimulación es imprescindible que las personas sean tocadas y reconocidas por los demás. Este reconocimiento se satisface mediante las caricias, las cuales pueden ser verbales y no verbales, positivas o negativas, incondicionales o condicionales.

En nuestros entrenamientos  desarrollamos competencias que están enfocadas a brindar conciencia al participante para la gestión adecuada  de las caricias que recibimos y las que damos, además de aprender  las leyes psicológicas que las gobiernan.

Inmediatamente después de nacido el bebé , los padres comienzan a indicarle las formas de sentir, pensar y actuar que, por lo general, están de acuerdo a sus propias expectativas. Estas directivas se conocen con el nombre de mandatos y generan el guión de vida.

Esta postura psicológica o guión, es como un plan inconsciente de vida.  Un guión psicológico o argumento de vida, es el continuo programar que hace una persona de su propio drama, el cual dispone lo que ésta va a hacer con su vida y cómo lo va a hacer.

Hasta entre los 6 y 8 años de edad terminamos de desarrollar e integrar en nuestro inconsciente lo que será nuestro guión de vida.  Los sucesos que se dan en la existencia de cada individuo, los roles que se aprenden, se ensayan y representan, son determinados originalmente por este guión.

El resultado de una programación impráctica o errónea se manifiesta en guiones  que conducen al fracaso o que no llevan a nada.

En nuestros entrenamientos aplicamos herramientas que nos permiten llevar a un plano consiente nuestros guiones de vida y revisarlos, a fin de asegurarnos que nos sean útiles en nuestra vida.

En los años setenta , el psicólogo clínico Taibi Kahler hizo un curioso descubrimiento. Se dio cuenta de que sus pacientes, durante espacios de tiempo breves adoptaban palabras, entonaciones, gestos o mímicas que correspondían a sus guiones de vida, es decir, a la forma inconsciente que tenían de percibir su existencia en este mundo. Junto con sus colaboradores identificó 5 secuencias de comportamiento a los que llamó IMPULSORES DE LA PERSONALIDAD.

• Sé Perfecto
• Sé complaciente
• Esfuérzate
• Sé fuerte
• Date prisa

Todos tenemos implícito en nuestros comportamientos una combinación  de estos  impulsores, estando algunos más presentes y con más potencia que otros.

En los juegos del Ego aplicamos herramientas que nos permiten conocer nuestros propios impulsores de personalidad, brindándonos la capacidad de gestionar comportamientos inadecuados (auto-limitadores) y/o desarrollar nuevos comportamientos que nos permitan auto-potenciarnos y auto-gobernarnos mejor, superando de esta forma limitaciones de origen psicológico.

El tener experiencias intrascendentes durante largos periodos de tiempo apresura el deterioro emocional y físico de las personas.
Para evitar las penas que causa el aburrimiento, la gente busca algo que hacer.

Desde la perspectiva psicológica, si dos o más personas están juntas en una habitación, tienen seis clases de conducta social entre las que pueden elegir o seis maneras de estructurar su tiempo, las cuales son: Aislamiento, Rituales, Actividad, Pasatiempos, Juegos Psicológicos e Intimidad.

¿Cuál es la forma en la que tiendes a estructurar tu tiempo?, ¿Qué impacto tiene en tus relaciones sociales?, ¿Qué relación tiene con tu autonomía y tu productividad?. Este tipo de preguntas podrás responderlas a través de los entrenamientos.

Dos de los principales exponentes  de las ciencias del bienestar, Martin Seligman y Christopher Peterson desarrollaron un instrumento de medición, basándose en una clasificación de los recursos positivos del individuo al cual se le conoce como inventario de fortalezas y virtudes, constituyendo un referente clave en el ámbito de la psicología de la personalidad.

Esta herramienta mide el grado en que un individuo posee cada una de 24 fortalezas  en total clasificadas en 6  virtudes nucleares.

1. Conocimiento y Sabiduría.
2. Valor
3. Amor y Humanidad
4. Justicia
5. Templanza
6. Trascendencia

Esta herramienta se analiza y se interpreta en los entrenamientos, brindando al participante un punto de partida de referencia para definir  las áreas de desarrollo o reforzamiento.

En cualquier relación humana conflictiva, ya sea  entre miembros de la familia, ambientes de trabajo, o en cualquier contexto donde existan malas relaciones interpersonales o luchas de poder, las personas involucradas siempre adoptaran uno de tres posibles roles como lo explica el modelo psicológico conocido como el triángulo dramático de Karpman.

Aplicar este modelo para resolver soluciones conflictivas y transformarlas en relaciones armoniosas y productivas es parte de las competencias que desarrollarás en los entrenamientos.