Desde las primeras interacciones con el contenido y con las herramientas del programa, el participante empieza a comprender y a manejar un lenguaje de la personalidad que le permite visualizar y explicar en una terminología muy simple, sus propios comportamientos, haciendo posible detectar cambios y/o áreas de mejora en sus conductas tanto a nivel personal como profesional.
Desde su perspectiva filosófica de origen, Los Estados del YO ® generan competencias que son muy valiosas también para las organizaciones, ya que van desde lo individual a la interacción social , aplicando una serie de herramientas que modelan la dinámica de las personas y potencian el desarrollo de la empatía y de las relaciones interpersonales en los equipos de trabajo.
Como ejemplos concretos de los principales beneficios para las organizaciones del programa de entrenamiento Los Estados del YO ® , podemos listar:
Al contar con herramientas que le permiten tomar una lectura de su propia personalidad y de sus conductas, el participante empieza a distinguir casi de inmediato los comportamientos que históricamente le han sido de utilidad y los que no, iniciando una valoración de nuevos comportamientos que puede adoptar ante los mismos estímulos, ya sea en un ambiente personal o de trabajo como pueden ser problemas o situaciones de interacción con colaboradores, colegas o jefes.
Una parte medular del entrenamiento, es la generación de conciencia en el participante acerca de sus propias conductas, ya que desde un principio puede verse reflejado en los comportamientos que se estudian, potenciando de este modo su capacidad de modificar comportamientos obsoletos y/o limitantes por otros más auto potenciadores que abonan a su autonomía.
Todas las competencias que se desarrollan en el programa están encaminadas a aumentar el nivel de conciencia en el participante que le permitan auto-dirigirse mejor, modificando comportamientos obsoletos que ya no son adecuados e incorporando otros más convenientes y que abonen a su autonomía, es decir, a su capacidad de gobernarse a sí mismo haciendo uso de todos sus recursos intelectuales y emocionales disponibles ya sean personales o relacionales.
El participante aprende a identificar mediante pistas observables como gestos, entonaciones, palabras, tono de voz y expresiones faciales, los comportamientos de las personas asociados a cada uno de los estado del yo, lo que le permite incrementar en gran medida su empatía ya que es capaz de tener una lectura más precisa de las personas, mejorando la resolución de sus interacciones diarias. Lo anterior se combina con la rápida adopción de la posición actitudinal “yo estoy bien, tú estás bien” que se presenta en el programa, y que lleva implícito la consideración y el respeto de las personas con quienes se interactúa.
El modelo de Los Estados del Yo es una de las herramientas medulares del entrenamiento. Cuando el participante entiende que nos comunicamos con las demás personas desde distintos estados del yo y que existen diferentes formas de realizar intercambios o transacciones, a partir de este momento gana conciencia y por lo tanto también efectividad para mejorar la comunicación.
Como una de las consecuencias del desarrollo integral de todas las habilidades y actitudes que se generan en el entrenamiento, el participante fortalecerá su autonomía, ya que contará con múltiples recursos para desarrollar relaciones positivas que sean basadas en el respeto y consideración de sí mismo y de los demás, facilitando y mejorando implícitamente las relaciones en el ambiente de trabajo.
Los principios y conceptos psicológicos en los que se basa el programa, además de su calidad instruccional , la gamificación y la experiencia de usuario diseñada, generan de inmediato una conexión afectivo-motivacional del participante con el entrenamiento y sus contenidos, sobre todo porque desde el inicio empieza a sensibilizarse rápidamente del poder de las herramientas propuestas para su propio crecimiento no solo profesional sino también personal, por lo que un sentimiento común de los participantes es el de agradecimiento hacia la organización que le facilitó el entrenamiento, generando un mayor compromiso con la misma.